Cuando la frase de Warren Buffet cobra vida

Uno de los filántropos y hombres de negocio más reconocidos de los Estados Unidos afirmó una vez: “Se necesitan 20 años para construir una reputación y 5 minutos para arruinarla. Si piensas en eso, harás las cosas de forma diferente”.

Durante la pasada ceremonia de la entrega de los Premios Oscar fuimos testigos de cómo esta frase cobró vida, en la figura del actor Will Smith, quien, desde los inicios de su carrera en El Príncipe del Rap, hace más de 30 años, atesora éxito y reconocimiento por parte del público.

Se sabe que la tendencia en esta ceremonia es que el anfitrión emita bromas pesadas a los asistentes y, de alguna manera, existe una especie de pacto entre el auditorio y el presentador, no tomarse en serio las burlas o los comentarios que emite, por más malas que sean. Que esta sea una práctica adecuada o no, da para otra discusión, lo cierto es que durante la ceremonia el comediante Chris Rock se estaba refiriendo a los nominados en la categoría de Mejor Actor y al llegar el turno del actor Will Smith, dijo un comentario pasado de tono enfocado en su esposa, la actriz Jada Pinkett Smith, quien ha hecho público su padecimiento y lucha contra la alopecia.

La reacción del actor Will Smith fue inmediata y explosiva, levantarse, irse al escenario y dar un puñetazo al presentador, tanto asistentes como el público que estaba viendo en vivo la 94ª entrega de estos premios, se preguntaba si esto era parte del libreto o una respuesta espontánea del actor.

Cuando asesoramos a nuestros clientes durante la gestión de una situación sensible, siempre les recordamos que, en los momentos de crisis, en medio del caos y los ataques, se debe mantener la calma y tomar decisiones con la cabeza fría, porque la pasión y las emociones a flor de piel pueden ser malos consejeros.

Algunos sectores han dicho que Will Smith actuó desde su condición humana y reaccionó ante el ataque personal de uno de los suyos, lo cierto es que el contexto global nos ha reiterado de todas las maneras posibles que la violencia no se ataca con violencia y el mensaje que este generador de opinión, seguido por millones alrededor del mundo, trajo secuelas inmediatas en su reputación y en su trayectoria, que podrían tener efectos mayores.

En esta gala el actor obtuvo su primer Oscar, el premio más preciado en la carrera de un actor, sin embargo, lejos de vivir una noche mágica, tuvo que dedicar su discurso de aceptación a brindar explicaciones, en medio de lágrimas, de lo retos que viven los actores. Muchos afirman que ese era el momento en que el actor debió aprovechar, para, de una manera serena pero contundente, poner en su justa dimensión el efecto que el bullying puede ocasionar en las personas, la enorme carga emocional y física que viven quienes luchan contra la alopecia o cualquier padecimiento de salud y clamar por el respeto y empatía para todas ellas.

Algunos insisten en que todo ha sido un montaje de la academia para aumentar rating, esta teoría es válida, pero podría ser que se saliera de control, cuando hasta la misma academia ha tenido que emitir comunicados públicos insistiendo en que no avalan ninguna muestra de violencia y se ha dado seguimiento a posibles indagaciones formales y judiciales del acto.

¿Montado? Si fuera así, pareciera que al menos el daño reputacional de Will Smith, Chris Rock y de la misma academia son muy altos para un esfuerzo por captar atención. Ya que resulta paradójico que en medio de un contexto internacional en donde el mundo entero reclama por la paz y el cese a la violencia la Academia considere que un montaje que lleva implícita la agresión física es una salida aceptable.

En su discurso de aceptación Will Smith indicó que su amigo y también nominado Denzel Washington le había dicho: ‘En tu momento más alto, ten cuidado, porque ahí es cuando el diablo viene a por ti'”. Como asesores de comunicación en AIC añadiríamos, en tu momento de más alta exposición, los riesgos reputacionales son más latentes, ya que la atención y el señalamiento estarán sobre vos, tus actos, tus comentarios, etc.

Como figura pública o como voceros de una empresa, no podemos pretender que nuestras acciones individuales y desde el ámbito privado no tengan una implicación en la reputación de las empresas que representamos y en nuestra marca personal como activo.

Por esta razón, antes de actuar, siempre es conveniente tomar unos minutos, reflexionar las posibles implicaciones públicas de nuestras decisiones y los efectos que pueden tener en la reputación, tanto personal como corporativa.

 

 

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